E. Morin: Ciencia con Consciencia

 
 
 

Reflexión sobre la Ciencia. Revolución Científica

INTRODUCCIÓN

La idea de complejidad subyace como fundamental en el pensamiento de Morin sobre cualquier aspecto del conocimiento humano. El pensamiento complejo es el germen desde el que Morin desarrolla sus ideas sobre el conocimiento, la ciencia y la investigación científica.

Morin emprendió su reflexión sobre la ciencia en 1962, estimulado por von Foerster, Gottard Gunther; Castoriadis, en su libro “Ciencia moderna e investigación filosófica”; por Serres, en su artículo sobre la tanatocracia y por Husserl, en su libro sobre la crisis de la ciencia europea, entre otros autores.

Su reflexión le conduce a la preocupación por la consciencia de la ciencia, la necesidad de la observación que se observe a sí misma, la necesidad del conocimiento del conocimiento y del conocimiento del conocimiento científico.

Morin plantea la reflexión afirmando que es precisa la consciencia de la ciencia. La ciencia no lleva la consciencia en su interior ya que constituye una indagación sin motivación ni objetivos claros. Aun así, considera que, en su revolución, la ciencia ha conducido al planeta hasta los tiempos modernos creando la civilización técnica.

Por otra parte, Morin considera que la ciencia no conlleva el progreso humano ya que fomenta más el poder que la emancipación de las personas, siendo débil en su radicalidad y continúa...

Sabemos que el progreso científico y el conocimiento causan tantos beneficios como peligros letales al desarrollo de la civilización, a la transformación de la naturaleza y la sociedad o, incluso, a la amenaza de la supervivencia de la humanidad. (Morin, 1982).                                                         Así, los científicos crean un poder que les supera, un poder con capacidad de destrucción que depende de instancias superiores.

Recordemos Hiroshima o Chernóbil en cuanto a la energía atómica; la ingeniería genética o la investigación en bioquímica cerebral, cuyos peligros pueden ser tanto biológicos como sociales.

Por tanto, la ciencia progresa tanto en aspectos beneficiosos, como en los mortíferos.

La ciencia logra dominar el mundo, pero, al mismo tiempo, corre el riesgo de aniquilarlo y aniquilarse a sí misma. (Morin, 1982)

Antiguo y nuevo cientifismo

El cientifismo antiguo es, para Morin, heredero de las confesiones religiosas ortodoxas, pretendía representar la verdad sobre el mundo, ser la vía de salvación y, a la vez, situaba al hombre como rey del cosmos.

En contrapartida, Morin propone un nuevo cientifismo que implique su aproximación a la apertura que impulse la unión de la humanidad, la vida y el mundo.

El neo-cientifismo busca en la ciencia un nuevo sentido de la cultura, un sentido revolucionario que erradique las viejas visiones del mundo.

El nuevo cientifismo cuestiona todo lo que existe: la verdad, la materialidad, la lógica, e, incluso, la metafísica y el concepto de hombre. Rompe con la idea de cultura que se corresponde con la idea de hombre como rey del cosmos.

El neo-cientifismo que propone Morin concuerda con una cultura revolucionaria, con la ciencia que se hace crítica, autocrítica, inventiva, constructiva y poética: la ciencia que elimina las viejas visiones del mundo. El neo-cientifismo vuelve a abrir la filosofía, la poesía, lo inaudito, lo desconocido……

I.   La Ciencia, Progreso y Problema

 Desde el comienzo debemos disponer de un pensamiento capaz de concebir y comprender la ambivalencia, es decir, la complejidad intrínseca que se halla en el mismo corazón de la ciencia. (Morin 1982)

 I.I Ambivalencia

 Morin comienza enumerando los beneficios de los descubrimientos científicos:

Desde hace tres siglos, la ciencia descubre nuevos conocimientos sobre el universo, la vida y el hombre, aportando, sobre todo en el siglo XX, un progreso fabuloso al saber.

Estos conocimientos permiten una precisión extrema en todos los dominios de la acción: analizar el sol, calcular las partículas del universo, descifrar el código genético de los seres vivientes, explorar el espacio más allá de la órbita terrestre, a lo que se añade el desarrollo obtenido a partir de la energía nuclear y la ingeniería genética.

Por tanto, la ciencia es enriquecedora y desarrolla la civilización.                        

Sin embargo, dice Morin, la evolución de la ciencia plantea problemas cada vez más graves en el conocimiento y en la acción que produce en la transformación de la sociedad, la cual ha estado bajo amenaza de ser aniquilada.

La ciencia no es la diosa bienhechora adorada por el cientifismo antiguo ya que no es consciente de sus efectos. Puede aniquilar, pero no reforma, produce revoluciones, pero es ciega. Por tanto, es precisa una consciencia revolucionaria que modifique la ciencia partiendo desde su propio interior.

  I.II Desarrollo                                                                                                                 

La ciencia es una rama del pensamiento que se desarrolla verificando hipótesis mediante la investigación empírica, es la fuente de la técnica mecánica moderna que organiza, racionaliza, da forma y separa la infra-estructura de la sociedad, manteniéndose independiente de ella.

La ciencia constituye un tejido complejo en el que intervienen y se mezclan, con la técnica o la economía, estructuras contrapuestas como lo imaginario, la mente, los sueños, o las intuiciones.

La infra-estructura económica está separada y animada por la técnica en movimiento; la técnica en movimiento está separada y animada por la investigación científica; la investigación científica está animada por la invención y, así sucesivamente pasa por la intuición, lo imaginario, la psique, la dialéctica del ser humano y la dialéctica de la sociedad, que, a su vez, es animada por las infra-estructuras.

Por tanto, la ciencia es la infra- textura que desarrolla continuamente la rotación dialéctica del devenir moderno.

La ciencia es la infra-textura de las estructuras que determina, cada vez más, el sentido de la humanidad y tiende a confundirse con el mismo ser de la humanidad. (Morin, 1982)

  I.III Ceguera

Según Morin, el espíritu científico es incapaz de pensarse a sí mismo en tanto crea que el conocimiento científico es el reflejo de lo real.

Diversos autores como Popper[i], Kuhn[ii], o  Lakatos[iii], muestran que las teorías científicas, como los icebergs, mantienen sumergida una parte enorme, no científica, pero indispensable para su desarrollo.

Esa parte sumergida es la zona ciega de la ciencia que hace creer que las teorías científicas son la realidad.

La cientificidad no consiste en reflejar lo real sino en elaborar teorías susceptibles de cambio y progreso[iv]. Por tanto, la ciencia es ciega al considerar que las teorías que elabora reflejan lo real.

La naturaleza del conocimiento científico tal y como queda descrito por Kuhn hace comprensible el hecho de que, en determinados momentos históricos, coexistan dos o más paradigmas.

 I.IV Evolución

Las teorías científicas se fundamentan en datos verificados y originan construcciones o sistemas de ideas-datos. A partir de dichas construcciones, mediante nuevas formas de observación y experimentación, se desarrollan nuevas ideas con nuevos datos que modifican las teorías precedentes.

De ello surgen las nuevas teorías, por lo que la ciencia es cambiante y progresa a través del tiempo.  Tal como afirma Popper, la evolución del conocimiento científico significa evolución del saber, pero también transformación, paso de unas teorías a otras.   

Kuhn incide en este hecho cuando afirma: en la ciencia se producen transformaciones revolucionarias en las que el paradigma o principio superior, que controla la visión del mundo, es sustituido por otro más moderno  

Las teorías científicas experimentan la selección natural por adaptación al estado contemporáneo de los conocimientos que se van adquiriendo a lo largo del tiempo. (Morin 1982)

Morin sigue a Popper al afirmar que la ciencia no es solamente un cúmulo de verdades, sino que consiste también en el debate sobre los principios de explicación, tales como las diferentes visiones del mundo y los postulados metafísicos; manteniendo, a la vez, el respeto por los datos y los criterios de coherencia.

La base empírica de la ciencia objetiva no tiene nada de «absoluta»; la ciencia no está cimentada sobre roca: por el contrario, podríamos decir que la atrevida estructura de sus teorías se eleva sobre un terreno pantanoso, es como un edificio levantado sobre pilotes. (Popper 1980)

La fuerza de una teoría científica se relaciona con la cantidad de fenómenos que puede explicar, los cuales son medidos por la capacidad que tiene dicha teoría de hacer predicciones falsables[v]

Las teorías son mejoradas constantemente dependiendo de las nuevas pruebas obtenidas:  así, las teorías progresan con el tiempo.

De este modo, la ciencia adquiere vitalidad y el conocimiento progresa por el aumento de verdades en el plano empírico y por eliminación de errores en el plano teórico.                                       

La ciencia, por tanto, no consiste en la posesión y ampliación de la verdad; consiste en combinar el combate por la verdad con la lucha contra el error. (Morin,1982).

I.V Ciencias duras y blandas

Existe el mito sobre la ciencia que define como superiores a los científicos de ciencias exactas en comparación con los investigadores en ciencias humanas en cuanto al rigor del pensamiento, la racionalidad y la lógica.  Esta creencia se ha extendido a la generalidad crédula y profana.   

Morin coincide con Popper en que esta idea es totalmente errónea como han verificado, además, declaraciones de carácter político, filosófico o social que proceden de premios Nobel y físicos eminentes.

En el campo de las ciencias exactas existe la posibilidad de decidir entre teorías opuestas partiendo de su verificación y lógica intrínseca; sin embargo, estas reglas de juego resultan difíciles en las ciencias humanas en el sentido de la objetivación, imposibles de verificar de forma experimental.

Un científico de ciencias exactas tiende a ver la realidad política y social de forma simple, mutilada dado que su formación científica tradicional implica la reducción a lo simple.

Su especialización no le permite reflexionar sobre problemas con varias dimensiones, su formación científica le lleva a unas ideas generales huecas, abstractas y “tontas”. (Morin, 1982)

En el caso de los escritores ocurre todo lo contrario, ya que perciben y analizan la realidad aclarando aspectos invisibles para la mayoría. Así, señala Morin, la cualidad perceptiva, descriptiva y analítica de Proust o Musil.

En contraposición, un científico riguroso en el campo cerrado de su disciplina no desarrolla la misma cualidad en el plano de las ideas generales, la vida intelectual o político-social.

 Así pues, no se puede juzgar a priori la exactitud del pensamiento, no hay ningún “Tribunal supremo” para juzgar la clarividencia o la inteligencia. (Morin 1982)

Morin valida la idea de Popper, el cual demostró que la objetividad de la ciencia y el rigor de las teorías no son una cuestión individual de los científicos, sino una cuestión social que se desarrolla mediante la crítica recíproca y el debate entre ellos.

 I.VI Rasgos negativos

Morin destaca como rasgos negativos ciertos hechos que suelen aparecer como inconvenientes secundarios o de menor grado.El primero de ellos corresponde a la división de las ciencias en diferentes disciplinas, las cuales se especializan para conseguir la coherencia en la organización entre las ciencias. Sin embargo, este hecho tiene inconvenientes que derivan a la súper-especialización, compartimentación y fragmentación de los saberes.

El segundo rasgo lo refiere Morin como la disyunción que existe entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del hombre- denominadas así prematuramente-, cuya disyunción excluye el espíritu y la cultura que conlleva la sociedad humana. La ciencia deja aparte al hombre, la cultura y la sociedad de los seres vivientes que formamos parte de la naturaleza, ya que estamos constituidos biológicamente.

Del mismo modo, las ciencias antropo-sociales constituyen una súper-especialización sin relación disciplinar entre ellas, de modo que los conceptos humanos fundamentales se “trituran” o reparten haciendo imposible su reconstrucción interdisciplinar.

El siguiente rasgo se refiere, de nuevo, a la fragmentación, disyunción e, incluso, al carácter anónimo (“anonimización”) del saber científico. Debido a ello, el saber producido por la búsqueda individual del conocimiento y de la sabiduría ya no corresponde a los seres humanos, sino que se acumula en bancos de datos para uso de instancias manipuladoras como los Estados.

Morin considera la posible existencia de un nuevo oscurantismo en las especializaciones científicas en las que el investigador se encierra en su disciplina sin reflexionar sobre la vida, el mundo o la sociedad. Así se produce la paradoja de que el conocimiento, en su desarrollo, produce ignorancia e inconsciencia.

Por tanto, el progreso de la ciencia y los conocimientos científicos alcanzados se corresponden con el progreso múltiple de la ignorancia, a la vez que los aspectos benéficos de la ciencia son también correlativos a los aspectos nocivos que produce.

Por añadidura: El progreso incrementado de los poderes de la ciencia es correlativo a la impotencia de los científicos con respecto a esos mismos poderes. Morin 1982

II. Inscripción de las Ciencias de la Naturaleza en la Complejidad Sociocultural

En su idea fundamental sobre la complejidad del conocimiento, Morin considera imprescindible la unión de las ciencias de la naturaleza con las ciencias humanas para la obtención de la consciencia de la ciencia y la reflexión sobre el conocimiento del conocimiento y el conocimiento del conocimiento científico.

En referencia a este tema, Morin considera que los científicos de estas ciencias no están preparados para comprender su propia ciencia por las razones ya señaladas.

Contrariamente, los sociólogos disponen de un bagaje cultural necesario en sociología de la ciencia, dada su formación en sociólogos como Marx, Weber, Simmel, Mannheim o Durkheim, entre otros, que les permite valorar en profundidad los problemas sociales que plantea el conocimiento científico y el conocimiento del conocimiento.

Sin embargo, el sociólogo está tan cualificado como otros científicos para afrontar los problemas de fondo que existen en cada disciplina, sobre todo en cuanto al conocimiento del conocimiento.

Tal como se ha dicho anteriormente, no procede considerar la diferencia entre la inteligencia de investigadores en ciencias como física y sociología, dadas las dificultades de ésta para establecerse como ciencia. Es preciso considerar que la verificación experimental de la sociología es imposible debido a la subjetividad.

Así, las diferencias entre las ciencias no deben entenderse como oposición entre ellas, sino con la comunicación y el enriquecimiento que supone la colaboración entre unas y otras.

Para conseguir la consciencia de la ciencia es necesaria la comunicación con múltiples intercambios entre las ciencias. De este modo podrá obtenerse un pensamiento complejo consciente de la relación entre la realidad física, biológica, humana, sociológica y política.

 II.I La inscripción de la ciencia es cultural, social e histórica

No existe la ciencia pura, el hecho de encontrar y probar leyes de la naturaleza no implica que las teorías surgidas de ellas sean intemporales y universales.

Actualmente la ciencia no muestra la transparencia de dichas leyes.  Aún con los datos de carácter objetivo, el conocimiento científico contiene teorías, ideas y paradigmas que provienen de la historia, la sociedad y la cultura, las cuales constituyen las condiciones bio-antropológicas del conocimiento.

El conocimiento es humano, incluye raíces culturales, sociales e históricas en sus teorías, las cuales surgen de los seres humanos en el seno de cada cultura.

La experiencia político-social permite comprender la complejidad de pensar sobre la vida político social; la experiencia de la investigación histórico-social permite concebir los conocimientos científicos formando parte de la realidad compleja histórico-social; Del mismo modo las ciencias físicas y biológicas nos introducen en las complejidades fundamentales de lo real.

Morin se remite a Adorno y Habermas, los cuales consideran indispensable concebir la ciencia enraizando el conocimiento científico en la sociedad.

Señala ejemplos que demuestran la participación de la sociedad en la investigación científica en las diversas culturas, entre ellos:

Conceptos actuales como el de energía se han elaborado a lo largo de un siglo mediante investigaciones basadas en la experiencia social humana a partir de las nociones de fuerza y trabajo. Al mismo tiempo, la energía, concepto clave de la física a fínales del siglo XIX, es inseparable de la historia social.

Lo mismo ocurre si observamos la relación existente entre el desarrollo de la termodinámica, de las máquinas de fuego y de la industria. El desarrollo de la civilización industrial y de la ciencia de la energía son inseparables de la historia social.

Por ello, afirma Morin, es preciso concebir e interpretar el desarrollo científico inscrito en la cultura social e histórica de cada época.

La ciencia es parte integrante de la cultura, la cual comporta una visión del mundo, un modo de percibir lo real. Dicha visión se modifica con el tiempo a través de las diferentes épocas; así la percepción de la ciencia no es eterna, se modifica con el paso de la historia.

Existe una relación recíproca entre ciencia, técnica y sociedad, es decir, la tecnología transforma a la sociedad y viceversa; así la ciencia es productora de la sociedad y, recíprocamente, producida por la misma sociedad. Sin embargo, el científico desconoce la sociedad, no se introduce en ella.

Actualmente se llevan a cabo estudios sobre la relación ciencia-sociología donde se investiga sobre las relaciones sociales en los laboratorios. Dichos estudios demuestran que los científicos, como las demás personas, se dejan llevar por las modas, la vanidad y la necesidad de prestigio. Este hecho confirma que lo social está involucrado en la ciencia.

III. Ciencia de la Ciencia

A pesar de lo anterior, Morin no considera suficiente la relación entre ciencia y sociología para que ésta se considere la ciencia de la ciencia, ya que la ciencia es más poderosa que la sociología.

Concebir la ciencia reducida a producto ideológico de una sociedad o clase es rebajarla y mutilarla; la ciencia supera la mera consideración de superestructura ideológica.

Para Morin es necesaria una ciencia noológica[vi] en la que se armonicen, encadenen, regulen, reproduzcan y propaguen las ideas.

 La noología -ciencia de las cosas del espíritu- nos lleva a tener en cuenta las condiciones bio-antropológicas del conocimiento. (Morin1982)

Solo es posible comprender el mundo exterior teniendo en cuenta las condiciones, posibilidades y límites que organizan el conocimiento. Este problema, filosófico y antropológico, concierne a la ciencia de la ciencia.

Por tanto, resume Morin:

Nos falta una sociología del conocimiento científico más compleja que la misma ciencia a examinar. Necesitamos una ciencia que sea consciente de las condiciones culturales para la unión de las ideas, cómo se encadenan unas a otras para constituir sistemas que se regulan a sí mismos, se multiplican y propagan.

Lo anterior nos lleva a la necesidad de un principio de conocimiento que respete y revele el misterio de las cosas, que incluya lo no racional y lo no ideal.

El principio de complejidad es un conocimiento que intenta conocerse a sí mismo y reconoce, a la vez, la imposibilidad de eliminar la contradicción, la incertidumbre o lo que está fuera de la norma, lo que es imposible razonar o idealizar; es el camino hacia una ciencia con consciencia. (Morin, 1999)

 III.I Certidumbre e Incertidumbre

El progreso en las certidumbres de la ciencia - dice Morin-   produce nuevas incertidumbres que nos liberan de ilusiones ingenuas, nos despiertan de un sueño legendario y nos hacen conscientes de la ignorancia. 

El conocimiento científico se funda en datos verificados y permite predicciones concretas, sin embargo, la certidumbre científica no es aplicable a realidades inconmensurables como el universo.

El universo se ha considerado durante mucho tiempo como una máquina determinista factible de ser conocida en su totalidad; sin embargo, el conocimiento actual del universo no incluye el misterio de su origen y de su evolución futura.

Igualmente, los extraordinarios conocimientos de la organización molecular de la máquina viviente no nos llevan al conocimiento total sobre la vida, sino al problema de la auto-organización. Por tanto, la naturaleza del tejido profundo de nuestra realidad física permanece ignota.

La lógica de que disponemos no funciona ante lo infinitamente pequeño o grande; los descubrimientos obtenidos desde Galileo a Einstein, de La place a Hubble o de Newton a Bohr nos han hecho perder la creencia del hombre como centro del universo.

Somos conscientes de que el planeta tierra está exiliado en la periferia de una galaxia periférica y sus habitantes, igualmente, estamos en la periferia del planeta tierra.

Por tanto, siguiendo a Bronovski en su concepto de ciencia no absoluta ni eterna, Morin señala el comienzo de una nueva actividad científica capaz de proporcionar una visión de profundidad y largo alcance, con nuevos modos de reflexión e investigación.  De este modo, se abrirán nuevos horizontes para que la ciencia muestre una nueva verdad.

Aun así, la ciencia seguirá siendo una aventura en la adquisición de nuevos conocimientos y en la verificación de nuevas teorías. Igualmente lo será en la apertura y la capacidad de cuestionarse a sí misma en sus propias estructuras de pensamiento, es decir, será una ciencia con consciencia. 

Así insiste Morin:

Es precisa una sociología del conocimiento científico tan poderosa y aún más compleja que la ciencia misma.  La nueva ciencia sería una meta-ciencia, según Tarsky y Gödel, con visión más amplia y compleja, aunque no una ciencia definitiva.

 

Publicado el 23 de Setiembre de 2022 por Josefina Alborés Núñez


Notas de la autora:

[1] Popper propugnó el método basado en la comprobación para definir la validez científica y distinguir el carácter deductivo de la ciencia, llegando a conclusiones a partir de la comprobación y observación desde las hipótesis planteadas por las teorías. De este modo podrá confirmarse si la hipótesis es aceptada o refutada. De todo ello se deduce que ninguna teoría científica es determinante.

La obra popperiana remplazó el problema central de la racionalidad clásica y los viejos problemas de los fundamentos, por el nuevo problema del desarrollo crítico-falible, dando inicio a la elaboración de criterios objetivos de este desarrollo. En García y García, B. , Pinto Iglesias, T. , Piñero Martín, María L. 2007: Evolución de La Ciencia y la Teoría del Conocimiento. ...  http://bdigital.ula.ve/storage/pdf/agora/v10n20/art06.pdf

 [II]Kuhn, autor fundamental de la moderna filosofía de la ciencia, fue uno de los primeros en analizar la lógica científica basándose en su dimensión sociológica y psicológica. Consideró que el estudio histórico es necesario para entender cómo se han desarrollado las teorías científicas. Su obra fundamental en este campo, La estructura de las revoluciones científicas, se publicó en 1962. En García y García, B.; Pinto Iglesias, T.; Piñero Martín, María L. 2007: Evolución de La Ciencia y la Teoría del Conocimiento. ...http://bdigital.ula.ve/storage/pdf/agora/v10n20/art06.pdf

[III] Lakatos, según Padrón (1992), se convirtió en la primera y más influyente interpretación del conocimiento científico en el siglo XX, reaccionando contra el pensamiento anárquico o especulativo y propugnando el conocimiento riguroso, sometido a reglas de validación fundadas en la experiencia verificable.  En García y García, B; Pinto Iglesias, T.; Piñero Martín, María L.: 2007: Evolución de La Ciencia y la Teoría del Conocimiento. ... http://bdigital.ula.ve/storage/pdf/agora/v10n20/art06.pdf

 IV El programa de investigación de Lakatos es una estructura que sirve de guía y condiciona la futura investigación, tanto en sus aspectos positivos como negativos. El enfoque de Lakatos es historiográfico, Introduce aspectos sociológicos apenas valorados por las escuelas filosóficas precedentes. En Ibáñez, Juan J.2007: Curso Básico Sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia https://www.madrimasd.org/blogs/universo/2007/04/15/63581

 V Popper: Falsación

En su libro La Lógica de la investigación científica (1980) Karl Popper afirma que la ciencia no puede llegar a la verdad ni a la falsedad, sin embargo, los enunciados científicos pueden alcanzar grados continuos de probabilidad, cuyos límites superior e inferior son la verdad y la falsedad, ambos inalcanzables.

Popper rechaza la lógica inductiva -partir de ideas singulares para llegar a las universales- y propone el método deductivo –partir de lo universal a lo particular-para contrastar las hipótesis de forma empírica después de su formulación.

Según Popper, la lógica del conocimiento consiste en la investigación de métodos sistemáticos de contraste de la nueva teoría para que se considere científica. Para asegurar la validez de una cadena de razonamientos lógicos es preciso situarla en la forma más fácil de contrastar: descomponer los razonamientos en pasos pequeños y sucesivos, cada uno de los cuales sea fácilmente comprobable.

Cuatro procedimientos para contrastar una teoría: a. Comparación lógica de las conclusiones para contrastar la coherencia interna del sistema. b. Determinar su carácter empírico/científico— o tautológico. c. Comparación con otras teorías, para averiguar la posibilidad de adelanto científico de la teoría en cuestión, en el caso de haber sido aceptadas las diferentes contrastaciones.  d. Contraste empírico de las conclusiones que pueden deducirse de todo lo anterior.

Así, de dichas conclusiones, se obtienen enunciados singulares que se comparan/ contrastan entre sí con aplicaciones prácticas y experimentos. En enunciado singular o básico se incluye a todos los enunciados singulares coherentes dotados de cierta forma lógica.

Los enunciados singulares/básicos son hechos observables que afirman la posibilidad de su existencia en el espacio y el tiempo; son necesarios para dirimir si una teoría es falsable (empírica) y para corroborar las hipótesis falsadoras y, por tanto, para falsar o refutar las teorías.

De ser verificado los enunciados, la teoría pasa las contrastaciones; pero si la decisión es negativa se considera que las conclusiones han sido falsadas, es decir: la falsación revela que la teoría de la que se han deducido es también falsa en el sentido lógico.

VI Noología:  Ciencia cuyo objeto es el estudio sistemático de la genealogía de la inteligencia, el pensamiento, el conocimiento, la mente y la razón. https://www.definiciones-de.com/Definicion/de/noologia.

 

 Bibliografía

 Morin, Edgar: 1982.Ciencia con Consciencia. Multiversidad mundo real

 Morin, Edgar. 2009.  Introducción al Pensamiento Complejo. Gedisa. Barcelona. ISBN: 9788474325188

 Morin, Edgar.1999: El Método I. Multiversidad del Mundo Real   https://edgarmorinmultiversidad.org/index.php/descarga-el-metodo-i-edgar-morin.html

 Morin, Edgar.2004: Epistemología de la complejidad http://www.gazeta-antropologia.es/wp-content/uploads/G20_02Edgar_Morin.pdf

 Popper, Karl.1980: La Lógica de la investigación científica. Editorial Tecnos Madrid http://psikolibro.blogspot.com http://www.raularagon.com.ar/biblioteca/libros/Popper%20Karl%20-%20La%20Logica%20de%20la%20Investigacion%20Cientifica.pdf

 Webgrafía

García y García, B; C. Pinto Iglesias, T.; Piñero Martín, María L. ARCHIVO Popper, Kuhn y Lakatos http://bdigital.ula.ve/storage/pdf/agora/v10n20/art06.pdf

 Ibáñez, Juan J.2007: Curso Básico Sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia https://www.madrimasd.org/blogs/universo/2007/04/15/63581

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Anterior
Anterior

Conversando con Emilio Molina

Siguiente
Siguiente

Encarnación López de Arenosa 1935-2021