E. Morin. Introducción al Pensamiento Complejo

 
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El Paradigma de la Complejidad

El paradigma de la complejidad, surgido a mediados del siglo XX, implica una nueva visión de la ciencia, la investigación científica y el conocimiento en general. Pretende la conjunción y organización del conocimiento mediante la relación entre las ciencias, tradicionalmente separadas.

Ciencias y disciplinas como la biología, antropología, cibernética, termodinámica y Tª de sistemas, así como la epistemología y  las ciencias sociales,  basan sus teorías en la complejidad.  

Según Rodríguez Zoya y Aguirre (2011), Edgar Morin centró su estudio en el pensamiento complejo como derivación del conocimiento complejo obtenido a partir de la investigación científica. Se constituiría así la complejidad organizada entre conocimiento y pensamiento complejos.

 En el plano epistemológico,  importa buscar un punto de articulación y complementariedad entre dos modos de abordar la complejidad organizada: el pensamiento complejo y las ciencias de la complejidad.   (Rodríguez Zoya y Aguirre, 2011)

Como afirman ambos autores, el paradigma emergente de  la complejidad produce la ruptura de la ciencia contemporánea occidental con el racionalismo cartesiano y los principios científicos de la modernidad.

Asimismo, la complejidad Incluye problemas ignorados hasta el momento en la investigación científica, problemas como la evolución no lineal, la auto-organización, emergencia, transiciones orden/caos, continuidad y cambio de estructuras, entre otros.

Las disciplinas implicadas en la complejidad ofrecen diferentes desarrollos y ninguna  se incluye todavía  en la corriente científica principal. Las  más evolucionadas son la teoría matemática de la complejidad y las ciencias de la computación, así como las ciencias de la vida y la materia, física, química, biología o termodinámica.

Por otra parte, las ciencias sociales y humanísticas, la filosofía, ética y política no han desarrollado todavía la conexión con las citadas.

La epistemología y metodología de las ciencias sociales, de un lado; y las teorías contemporáneas de la complejidad, del otro, son dos mundos con escasos puntos de conexión y con pocos puentes articuladores. (Rodríguez Zoya y Aguirre, 2011)

Las ideas de una ciencia y un pensamiento complejos no se han producido en nuestra época por generación espontánea, vienen de antiguo de pensadores como Hegel y Marx, en el pensamiento de civilizaciones prehispánicas de América latina o en la reflexión de filósofos como Heráclito y Lao Tse.

Zoya y Aguirre, (2011) consideran la complejidad como un paradigma científico en ciernes, que emerge paulatinamente aportando una nueva concepción de la ciencia y la investigación.

La complejidad va más allá de los principios y criterios de la ciencia moderna, vigente hasta la actualidad, como son el mecanicismo, reduccionismo y determinismo. (Delgado Díaz 2004; Morin 2004; Sotolongo y Delgado Díaz 2006; Vilar 1997 en Rodríguez Zoya y Aguirre, 2011).

 

Edgar Morin: Introducción al Pensamiento Complejo

 Morin parte de los significados más evidentes de la palabra complejidad  y ahonda en el contenido del concepto, el cual supone una nueva visión en la investigación científica y, por ende, en el pensamiento humano.

 Según Morin, la palabra complejidad parece implicar ideas de confusión, incertidumbre o desorden; sin embargo, su idea de complejidad no es la de confusión, sino que se refiere a un conocimiento o pensamiento que no puede reducirse a una idea simple, no obedece a una ley concreta y no puede expresarse con una sola palabra, entre otras características.

Atribuye al pensamiento complejo la posibilidad de la organización del conocimiento frente a la simplificación de los fenómenos investigados por la ciencia, cuyo pensamiento simplificador produce más ceguera que elucidación. De ahí surge el problema de afrontar  la complejidad no simplificadora.

Por el contrario, la complejidad integra la realidad, la organiza y  distingue sus elementos en referencia a la realidad compleja, eliminando la simplificación del pensamiento que la desintegra en elementos simples.

La complejidad incluye la idea de que el conocimiento completo es imposible. En este sentido Morin coincide con Adorno al afirmar  que la totalidad es la no verdad, lo que implica el principio de la inexistencia del conocimiento completo  y la  permanencia de la incertidumbre. 

Al mismo tiempo, la complejidad  precisa que nuestro pensamiento reconozca los elementos de unión entre lo distinto y los integre, es decir, debe distinguir pero no aislar.

De este modo, el pensamiento complejo supone la búsqueda permanente del saber no parcelado, no dividido, no reduccionista, es decir, un saber multidimensional, reconociendo a la vez que el saber es siempre incompleto e inacabado. 

Morin rechaza las consecuencias mutiladoras, unidimensionales y cegadoras de una simplificación que se toma por reflejo de la realidad.  Afirma que el pensamiento complejo representa  un desafío  al plantear la relación entre lo empírico, lo lógico y lo racional,  a la vez que  atiende a relacionar las disciplinas disgregadas por la simplificación que separa y oculta.

Me sitúo fuera de dos clanes antagonistas, uno que borra la diferencia reduciéndola a la unidad simple, otro que oculta la unidad porque no ve más que la diferencia; pero tratando de integrar la verdad de uno y otro, es decir, de ir más allá de la alternativa. (Morin, 2009).

La Organización del Conocimiento

 La organización del conocimiento está basada en principios supra-lógicos, distinguiendo y articulando los datos más significativos a partir de un conjunto de nociones fundamentales.

Sin embargo, la organización jerárquica permanece oculta al formalizarse en paradigmas, por lo que condiciona nuestra visión de las cosas al hacernos  inconscientes de los lazos de unión que sostienen las realidades a las que se refieren.

Dichos principios proceden del paradigma maestro de occidente, formulado por Descartes (S.XVI-XVII).

 A partir del dualismo cartesiano: cuerpo y alma, Descartes separó el ego cogitans –sustancia pensante, alma-  de la res extensa –sustancia extensa, cuerpo-, lo que produjo la división entre la filosofía y la ciencia, cuyo principio de verdad es el pensamiento disyuntor mismo: las ideas claras y distintas.

Clara es una idea cuando se conoce separada de las demás ideas. Distinta es una idea cuyas partes o componentes  son separados unos de otros y conocidos con interior claridad. (Descartes 2010)

Morin sostiene que el conocimiento científico se basó de forma prioritaria en la medida y el cálculo, lo que constituye una simplificación que impide concebir lo uno y lo múltiple en conjunto.  

Refiere Morin que el descubrimiento del orden en la complejidad cósmica era el anhelo de la ciencia. Dicho orden pretendía equipararse a la perfección de una máquina, hecha a sí misma a partir de micro-elementos como los átomos, reunidos en objetos y sistemas.

Sin embargo, la formulación matemática y las ecuaciones sustituyeron a las realidades que trataban de representar, desintegrando a los seres, en lugar de integrarlos con  lo existente.

La abstracción anula la diversidad o, por el contrario, la diversidad se yuxtapone a la unidad. (Morin 2009).

Como ejemplo, Morin señala la diferencia entre la visión geocéntrica de Ptolomeo  y la heliocéntrica de Copérnico. Aunque ambas se basaban en los mismos datos constituyentes, es decir, los planetas, la consideración de la tierra como elemento periférico al sol consistió en un cambio, un giro “copernicano”, inconcebible para el pensamiento anterior.

Es preciso, por tanto, evitar la visión abstracta y unidimensional para ser conscientes de las consecuencias de los paradigmas que mutilan el conocimiento y desfiguran lo real. (Morin, 2009).

 

La Patología del Saber, La Inteligencia Ciega

 Morin denomina inteligencia ciega a la que nos conduce al error, la ignorancia y la ceguera, e, incluso, a la degradación de la razón. El error no se debe a la percepción falsa ni a la incoherencia lógica si no a la falta de organización de nuestro saber en sistemas de ideas, teorías e ideologías.

La inteligencia ciega no contempla los lazos inseparables entre el observador y lo observado y desintegra las realidades con la separación de las disciplinas. Con ello destruye los  conjuntos y las totalidades y aísla los objetos de sus ambientes.

Así, los elementos disjuntos del saber conducen al oscurantismo al no permitir relacionarlos y reflexionar sobre ellos. (Morin, 2009).

Esta situación puede considerarse una mutilación del conocimiento y la incapacidad de comprensión de la realidad compleja  originada a partir de los paradigmas actuales.

 Denomina a estos paradigmas lineales o de simplificación, cuyos principios imperantes son la disyunción, reducción o simplificación y abstracción. Así, el conocimiento se reduce a objetos simples, divididos y abstractos, desprovistos de su complejidad.[1] 

Las patologías del saber, la ignorancia y la ceguera, están ligadas al desarrollo de la ciencia y al uso degradado de la razón. La ciencia favorece un progreso ciego e incontrolado del conocimiento, el cual nos lleva a la degradación de la naturaleza y a peligros tales como los derivados de la energía nuclear.

 

Consecuencias de la Inteligencia Ciega

 Aun reconociendo los enormes progresos científicos y la reflexión filosófica desarrollados hasta el siglo XX, Morin señala las contradicciones procedentes de la segregación entre ciencia y  filosofía, la cual supone que el conocimiento científico carece de reflexión sobre sí mismo.

En este sentido se ha llegado a la híper-especialización de reducir lo complejo a lo simple: lo biológico a lo físico y lo humano a lo biológico, haciendo creer que la separación de lo real seguía siendo la realidad.

Mediante el principio de disyunción, se desintegran la Física, la Biología y  las ciencias del hombre como la psicología, historia, antropología, cultura, sociología, etc.

Las ciencias humanas no necesitan ya  la noción de hombre y los ciegos pedantes concluyen que la existencia del hombre es sólo ilusoria. Mientras los medios producen la cretinización vulgar, la Universidad produce la cretinización de alto nivel.  (Morin, 2009)

 Morin llega a la conclusión de que el conocimiento actual sirve cada vez menos para la reflexión y la discusión entre los espíritus humanos, sirviendo solamente de engranaje  en las memorias de la información y manipulación por parte de potencias anónimas y jefes de estado. 

Considera además el conocimiento complejo indispensable para la política, teniendo en cuenta que las estrategias precisas en la organización social son de carácter incierto y aleatorio, ya que deben desarrollarse en un juego  múltiple de interacciones y retroacciones sociales.  

Del mismo modo, los sabios investigadores ignoran, a su vez, la ignorancia y ceguera que padecen, al no ser conscientes de las consecuencias de sus descubrimientos ni del sentido intelectual de sus investigaciones.

Así se llega al oscurantismo científico de especialistas ignaros[2] y a doctrinas obtusas (…..) y el cientifismo estrecho, la visión mutiladora y unidimensional se pagan cruelmente en los fenómenos humanos. (Morin 2009).

 

Necesidad del Pensamiento Complejo

 La complejidad, en palabras de Morin, es un tejido complejo y conjunto cuyos componentes son heterogéneos y están asociados de forma inseparable. La complejidad representa, paradójicamente, lo uno y lo múltiple en los sucesos,  acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones y  azares que constituyen nuestro mundo fenoménico[3].

Todas las cosas son «causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas, y todas (subsisten) por un lazo natural e insensible que liga a las más alejadas y a las más diferentes».  (Pascal, en Morin, 2009).

El conocimiento precisa orden en el desorden, en la ambigüedad, y en la incertidumbre de lo complejo. Seleccionar, aclarar, distinguir y jerarquizar los elementos de lo complejo es necesario para la comprensión, aunque eliminan otros elementos que llevan a la ceguera del conocimiento.

Morin, (1999) observa que la incertidumbre y la confusión provocan una nueva forma de ignorancia: la duda sobre la duda. Como resultado, dicha ignorancia implica la dimensión reflexiva mediante la que el sujeto se interroga sobre sí mismo, emergiendo así su propio pensamiento auto-cognoscente. 

Propone el desarrollo de un conocimiento y pensamiento complejos para suplir las carencias de la investigación científica de la era moderna, a  la que atribuye un carácter parcelado, analítico, lineal,  reduccionista y mecanicista.

Investiga la complejidad e integración de las ciencias partiendo de los modelos que ofrecen la teoría general de sistemas, la teoría de la organización y de la complejidad en general. De este modo trata de llegar a similitudes entre lo cósmico, lo biológico, lo humano y lo sociológico.

El desarrollo del concepto de complejidad del pensamiento elaborado por Morin se basa  en las teorías de la información, cibernética y de sistemas, además del  concepto de auto-organización. Logró discernir las ideas de confusión y complicación en la complejidad para integrar  las de orden y desorden, reuniendo lo simple y lo diverso en la organización.

 

Complejidad y organización de la Ciencia

 A continuación Morin repasa los descubrimientos más recientes en la división de la física que consisten en a la aparición de la  microfísica y la  macrofísica.

Con la complejidad encontramos un cambio fundamental, un nuevo paradigma que revoluciona el conocimiento, que pone al descubierto lo ignorado hasta ahora, a la vez que rompe con la base de lo aceptado tradicionalmente para conducirnos a una nueva organización de la ciencia.

El estudio de la física a partir del paradigma de la complejidad ha descubierto que el mundo no tiene un orden perfecto, no existe el determinismo ni la dependencia de una ley. Así la física vuelve a la realidad compleja  y descubre la existencia de la degradación y el desorden en el universo físico.

La física ya no es una ciencia de la simplicidad, cuya simplicidad corresponde ahora a la extrema simplicidad de la microfísica.

Lo simple  -las categorías de la Física clásica que constituyen el modelo de toda ciencia- no son el fundamento de todas las cosas, sino un pasaje, un momento entre dos complejidades, la complejidad micro-física y la complejidad macro-física.

Las dos brechas en la epistemología clásica estaban muy lejos de nuestro mundo, una en lo muy pequeño y otra en lo muy grande, las cuales “demostraron que no nos encontrábamos en terreno firme, sino en una alfombra voladora.

La brecha microfísica dio a conocer la dependencia entre sujeto y objeto, la inserción del azar en el conocimiento, la divinización de la noción de materia y la irrupción de la contradicción lógica en la descripción empírica. 

La brecha macrofísica, que unía  conceptos heterogéneos en una misma entidad como el espacio y el tiempo destruyendo los conceptos  que sobrepasaban la velocidad de la luz.

Por tanto, El Cosmos ya no se considera una máquina perfecta sino un sistema desorganizado en vías de desintegración y organización al mismo tiempo.

 

La Complejidad Humana

 A partir de lo anterior se llega a la conclusión de que la vida es un fenómeno de auto-eco-organización, un proceso complejo que produce la autonomía[4], lo que descubre que los fenómenos humanos y sociales son tan complejos como los naturales. Así la vida se constituye como una complejidad antroposocial.

Morin considera que la ciencia moderna no ha integrado al hombre en el universo para distinguirlo de cualquier otro fenómeno natural. La ciencia ha dejado al margen la complejidad e integridad humanas explicando al hombre según la física decimonónica que lo consideraba un ser sobrenatural.

Es imposible conocer al individuo excluyendo a la sociedad, a la especie, a lo humano, es decir, a la vida. (Morin, 1999)

Partiendo de la transgresión que supone reorganizar lo que entendemos por ciencia, Morin propone elaborar una epistemología de la más alta complejidad humana. Para ello es preciso considerar la unidad del hombre e integrarlo entre los demás seres de la naturaleza,  distinguiéndolo entre ellos.

Es de primera necesidad  no solo articular al individuo con la sociedad, comenzada ya en ocasiones, (…..); sino también articular la esfera biológica con la antroposocial  -articulación considerada imposible-. (Morin, 1999)

Para investigar la vida y su complejidad antroposocial se necesita  un pensamiento complejo que aporte conceptos y principios del paradigma emergente, lo que implica afrontar dificultades en el entramado de las interacciones y contradicciones humanas,  la incertidumbre en la sociedad o la relación entre diferentes fenómenos sociales.

Estoy cada vez más convencido de que la ciencia antroposocial necesita articularse con la ciencia de la naturaleza y que esta articulación requiere una reorganización de la estructura misma del saber. (Morín, 1999)

Así se comprueba que no existe nada que sea simple, no hay terreno firme, la materia no es la realidad elemental de la que se compone el sustrato físico;  el espacio y el tiempo no son entidades absolutas e independientes;

No hay una base empírica simple ni una base lógica simple. No existen las nociones claras y distintas ni hay una realidad estrictamente determinada, no ambivalente ni contradictoria que constituya el sustrato físico. De ahí una consecuencia capital: La cosmofísica

  Aún somos ciegos al problema de la complejidad, pero esa ceguera es parte de nuestra barbarie. Tenemos que comprender que estamos siempre en la era bárbara de las ideas; estamos siempre en la prehistoria del espíritu humano. Sólo el pensamiento complejo nos permitiría civilizar nuestro conocimiento. (Morin, 2009).

 George Lukács, el filósofo marxista, decía en su vejez, criticando su propia visión dogmática: “Lo complejo debe ser concebido como elemento primario existente. De donde resulta que hace falta examinar lo complejo de entrada en tanto complejo y pasar luego de lo complejo a sus elementos y procesos elementales. (Lukács en Morin 2009).

 

Publicado el 11 de Junio de 2021  por Josefina Alborés Núñez

 

 Bibliografía/ Webgrafía

 Morin, E. 2009.  Introducción al Pensamiento Complejo. Gedisa. Barcelona. ISBN: 9788474325188

Morin, E. 1999: El Método I. Multiversidad del Mundo Real   https://edgarmorinmultiversidad.org/index.php/descarga-el-metodo-i-edgar-morin.html

Morin, E. 1996: El Pensamiento Ecologizado. Gaceta de Antropología, 1996, 12, artículo 01 http://hdl.handle.net/10481/13582

Descartes, R. (S. XVI-XVII) El Discurso del Método. Traductor: M. García Morente. Austral Espasa Calpe. Edición FGS para la difusión de la cultura, Madrid 2010. http://www.posgrado.unam.mx/musica/lecturas/LecturaIntroduccionInvestigacionMusical/epistemologia/Descartes-Discurso-Del-Metodo.pdf

Rodríguez Zoya, L. G. y Aguirre, J. L. 2011. Datos esenciales sobre la Complejidad. Nuevas Estrategias Epistemológicas y Metodológicas.  En Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas nº 30, 2011. Págs. 147-166 ISSN-e 1578-6730, https://revistas.ucm.es/index.php/NOMA/article/view/36562/35396


Notas:

[1] Simplificación: hacer algo más sencillo, es decir, reducir su complejidad. Disyunción: división, separación o desprendimiento que separa al objeto de todo aspecto concomitante. Abstracción: Elaborar un concepto sobre un objeto refiriéndolo a una propiedad concreta, ignorando otras propiedades del mismo, lo que oculta su realidad.

[2] Ignorantes

[3] Realidad que se percibe (aparente)

[4] Autonomía: La auto-eco-organización propia de los seres vivos significa que la organización físico-cósmica del mundo exterior está inscrita en el interior de nuestra propia organización viviente.  La autonomía carece de validez en el marco del determinismo científico y, en el marco filosófico, por ello expulsa la idea de dependencia. Por tanto, el pensamiento ecologizado necesita romper este paradigma y referirse a un paradigma complejo en el que la autonomía de lo viviente, un ser auto-eco-organizador, es inseparable de su dependencia. https://www.ugr.es/~pwlac/G12_01Edgar_Morin.html

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