Maslow. Motivación, Desarrollo y Autorrealización

 
kalle-kortelainen-nJzla3R7P8k-unsplash.jpg
 
 

La Motivación Energía Vital del Desarrollo Humano

La motivación es la energía interior activada por necesidades, intereses o deseos. Es la fuerza que nos mueve hacia nuestro desarrollo y nos mantiene activos. Nos impele a seguir hacia adelante en el camino de la vida con el ansia de subsistir, aprender y mejorar; en resumidas cuentas, culminar nuestras aspiraciones para encontrar la felicidad.

Según Etimologías de Chile la motivación es la causa de una acción. La palabra motivación proviene del Latín motivus (movimiento, del verbo movere, mover)   y el sufijo -ción (acción y efecto) es decir, efecto de mover.

“ Definición de” lo define así:  A juzgar por el sentido que se le atribuye al concepto desde el campo de la psicología y de la filosofía, una motivación se basa en aquellas cosas que impulsan a un individuo a llevar a cabo ciertas acciones y a mantener firme su conducta hasta lograr cumplir todos los objetivos planteados. La noción, además, está asociada a la voluntad y al interés. En otras palabras, puede definirse a la motivación como la voluntad que estimula a hacer un esfuerzo con el propósito de alcanzar ciertas metas.

 A partir de la etimología y la definición de motivación destacamos  palabras y conceptos que se relacionan con la motivación: energía, actividad, motivo, conducta, impulso, objetivo, meta, voluntad, orientación, desarrollo o aprendizaje.

En el Diccionario Etimológico de Corominas[i] figuran diversas palabras derivadas del verbo mover (movere en Latín) como  movimiento, conmover, emoción, motor, motriz, móvil, semoviente (que se mueve a sí mismo). Todas ellas implican movimiento.

Desarrollo

Desde el nacimiento nos vemos impulsados a desarrollarnos mediante los reflejos primarios de succión para el alimento y el llanto para solicitar atención ante el dolor y las necesidades. Nuestro cuerpo precisa de “homeostasis” un estado que debe mantenerse en cada momento buscando el equilibrio entre el ambiente y las necesidades vitales.

Homeostasis

Homeostasis: (del griego ὅμοιος hómoios, igual, similar,​ y στάσις stásis, estado, es una propiedad de los organismos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior.(Wikipedia)

Se considera también la Homeostasis de carácter psicológico con el mismo significado, es decir, la necesidad de mantener el  estado de equilibrio mental.

Por tanto, todo nuestro desarrollo se producirá buscando conseguir la homeostasis tanto fisiológica como psicológica lo que implicará una motivación constante ante las necesidades de ambos tipos. Así la motivación favorecerá las conductas adecuadas a la satisfacción de cada necesidad.

El desarrollo  consiste en la necesidad de adaptación fisiológica, psicológica y afectiva  al medio ambiente natural y social en una constante interacción con el exterior a fin de mantener las constantes necesarias para alcanzar el equilibrio. Cada individuo establecerá una relación con el medio ambiente similar pero diversa, desarrollándose según su propia naturaleza y satisfaciendo sus necesidades mediante la experiencia que le proporcionen los estímulos propios de su entorno.

Equilibrio psicológico

Piaget define el equilibrio psicológico como compensación debida a las actividades del sujeto que responde a las perturbaciones externas. Considera que dicho equilibrio y su proceso son características propias de los organismos, que afectan a la vida mental y afectiva desde la motivación hasta la voluntad. En la conducta se produce la asimilación de lo nuevo a los esquemas anteriores de forma que éstos se acomoden a las nuevas experiencias.

De ello resulta que la teoría del desarrollo apela necesariamente a la noción de equilibrio puesto que toda conducta tiende a asegurar un equilibrio entre los factores internos y externos o, de forma más general, entre la asimilación y la acomodación. (Piaget, 1991).

Según Flavell (2000) el modelo de desarrollo cognitivo de Piaget consiste en que el propio sistema cognitivo modifica poco a poco su estructura interna mediante asimilaciones y acomodaciones consecutivas del ambiente.

Podemos considerar, por tanto, que la homeostasis biológica y la equilibración cognitivo-afectiva dependen de las necesidades que, en cada momento, se manifiestan como intereses y provocan una conducta o actividad.

Necesidad e interés

Según Chóliz (2004), en psicología se entiende la necesidad como impulsora de conductas motivadas, de forma que se origina la conducta precisa para satisfacer dicha necesidad. La activación o energía física de la conducta es uno de los principales factores en el proceso de motivación. Conlleva factores fisiológicos, cognitivos y afectivos, poniendo en juego los recursos necesarios para llevar a cabo la conducta.

Para Piaget el interés es esencial en el desarrollo de la inteligencia sensomotora; comienza con la vida psíquica y surge de las necesidades en cada momento del desarrollo, asimilando mentalmente una necesidad concreta mediante la acción.

Asimilar mentalmente es incorporar un objeto a la actividad del sujeto y esta relación de incorporación entre el objeto y el yo no es otra cosa que el interés en el sentido más estricto de la expresión (inter-esse»). (Piaget, 1991) Inter-esse, literalmente “estar dentro”.

Abraham Maslow (1991) considera el desarrollo  como la satisfacción progresiva de las necesidades básicas. A partir de este punto continúa la motivación para el desarrollo de cualidades y capacidades innatas, talentos, tendencias creativas, hasta llegar a la autorrealización, afectando al organismo en todas las situaciones y durante toda la vida.

La motivación es constante, inacabable, fluctuante y compleja, es una característica casi universal de prácticamente de todos los estados del organismo en cuestión. (Maslow, 1991).

En su conocida Pirámide de Necesidades especifica un orden de prioridad de las mismas que va desde las elementales de subsistencia en la base, hasta las más elevadas y nobles en la cúspide.

Considera que los niños disfrutan con su propio desarrollo a medida que avanzan y adquieren habilidades. Se puede observar en ellos el ansia de progreso y satisfacción.

Capacidades y  necesidades cognitivas

La percepción, el aprendizaje y la cognición son capacidades cognitivas, instrumentos  necesarios e imprescindibles para  la adaptación y el desarrollo. De ellas depende satisfacer la curiosidad, la búsqueda de la verdad y el saber. Por tanto son necesidades igualmente básicas para el desarrollo.

Para Maslow,  la satisfacción de las necesidades cognitivas precisa contar con la libertad de hablar, de actuar, de expresarse, investigar y defenderse; condiciones sin las cuales el desarrollo estaría en peligro.

A los niños no hace falta enseñarles a ser curiosos. Pero se les puede enseñar, institucionalmente, a no ser curiosos (Maslow, 1991).

La necesidad de conocimiento es más intensa en situaciones de seguridad. Es precisa la libertad de expresarse y actuar para experimentar la necesidad de conocer. Los problemas psicológicos o factores externos que produzcan ansiedad o temor eliminarán dicha necesidad.

Por el contrario, el conocimiento reduce la ansiedad y favorece el desarrollo, haciéndonos  sentir más perceptivos, completos, maduros y fuertes. Las experiencias de descubrimiento y comprensión resultan satisfactorias en gran medida, proporcionan sensaciones de triunfo y nos acercan a la felicidad.

Existe también el miedo al conocimiento y a la acción debido a la responsabilidad que conllevan. A veces es preferible no saber, porque tendrías que actuar en consecuencia y expondrías tu seguridad (Maslow 1991).

Maslow considera evidente que la necesidad de conocer bascula entre la curiosidad y las necesidades de seguridad, alternando entre  la valentía y el miedo.

A la vista de lo anterior comprobamos que todas las capacidades humanas están involucradas en el desarrollo. Debido a la integración de los aspectos fisiológicos, afectivos y cognitivos en el hombre, dependemos de la satisfacción de las necesidades básicas para ascender hasta intereses cada vez más elevados . La necesidad y capacidad de aprender, de saber, de adaptarse y realizarse se mantienen gracias a la motivación que nos impulsa día a día en el devenir de nuestras vidas.

El desarrollo es en sí mismo un proceso gratificante y excitante; la realización de anhelos y ambiciones, como la de ser un buen médico; la adquisición de habilidades admiradas, como tocar el violín o ser un buen carpintero; el constante incremento de la comprensión de los demás, del universo o de uno mismo; (…..) o, lo más importante de todo, la simple ambición de ser un buen ser humano (Maslow, 2007).

Intereses y valores

Por otra parte, los intereses se multiplican con el desarrollo y  originan valores o “intereses”, los cuales adquieren una categoría superior al interés. Los intereses convertidos en valores proporcionan energía y fuerzas internas a las actividades del sujeto, permitiendo  mantener el equilibrio mental  y restablecerlo continuamente con nuevas actividades.

Los valores interiorizados por cada persona constituyen una escala por la que el propio sujeto juzgará las consecuencias de sus  actividades.  Ante el resultado de la valoración propia o auto- concepto pueden surgir los complejos de inferioridad o superioridad.  Dicha valoración propiciará o evitará  acciones según las previsiones positivas o negativas del sujeto, muchas veces imaginarias.

En la primera infancia son “intereses” los relativos a las imágenes, el  lenguaje, ritmos, dibujo, movimiento, etc. Los intereses del niño  se ven influidos por los estímulos a su alcance, que asimilará en la medida de sus necesidades para adquirir el equilibrio mental preciso en cada momento.

La voluntad

De acuerdo a la psicología genética de Piaget, en la segunda infancia, aproximadamente entre los siete y doce años, aparecen sentimientos morales y se desarrolla la voluntad.

-La palabra Voluntad proviene del latín  voluntas-atis, del verbo Volo,  que significa querer, desear-.

En la primera infancia los sentimientos y pensamientos no están organizados y cambian constantemente de forma impulsiva. En la segunda infancia se desarrolla la organización de los sentimientos y surge la voluntad como equivalente racional a las operaciones lógicas de la inteligencia.

La voluntad no es simplemente la aplicación de energía a las actividades que interesan al sujeto sino la graduación de la energía que prioriza unas tendencias y las antepone a otras. (Piaget, 1991)

Entre las tendencias a la satisfacción de un placer o el cumplimiento de un deber, la opción por este último supondrá un acto de voluntad fuerte, o débil en el caso contrario. La voluntad es comparable a una operación lógica que permite el razonamiento de revertir la tendencia fuerte  y optar por la débil, es decir, prescindir de un placer para cumplir un deber. El sistema de intereses y valores dirige y controla la energía interna necesaria para la actividad que se produce encada momento.

Así pues es natural que la voluntad se desarrolle durante el mismo período que las operaciones intelectuales, al tiempo que los valores morales se organizan en sistemas autónomos comparables con las agrupaciones lógicas. (Piaget, 1991.)

Para Rojas, la voluntad significa, en una primera aproximación, la facultad del hombre para querer algo, lo cual implica admitir o rechazar. (Rojas, E. 2003).

La voluntad es un acto intencional de la persona que implica elección, determinación  y acción.  La motivación es el componente esencial de la voluntad; estar motivado significa tener clara la meta deseada para activar la acción.

La voluntad es el cauce por donde se afirman los objetivos, los propósitos y las mejores esperanzas, y sus dos ingredientes más importantes para ponerla en marcha son la motivación y la ilusión. Entre la motivación y la ilusión radica la razón de proponerse mejorar en cuestiones pequeñas. (Rojas, E., 2003).

Motivación intrínseca y extrínseca

A la vista del desarrollo y la satisfacción de las necesidades puede comprobarse que la motivación, la energía que nos mueve es intrínseca. Tanto el niño como el adulto actúan y evolucionan ante los desafíos que les presenta la vida.

El entorno social  y cultural ofrece estímulos externos  y ejemplos que conforman a las personas a su imagen y semejanza. Dichos estímulos  son imprescindibles para la humanización aunque muchas veces innecesarios e incluso dañinos. Por ello la motivación extrínseca se convierte en un equilibrio de fuerzas en constante interacción en el continuum del desarrollo humano.

A este respecto afirman Colom y Núñez (2005) al hablar de educación: El origen del deseo de aprender no hay que buscarlo fuera del sujeto (….) la motivación intrínseca es la que inicialmente poseemos, incluso en nuestros primeros años de escolarización.

La motivación intrínseca supone tareas factibles de realizar a un nivel de dificultad asequible pero no demasiado fácil. La dificultad excesiva produciría la evitación; la facilidad excesiva eliminaría el interés.

Chóliz (2004) considera que la motivación intrínseca siempre implica sentimientos de competencia y autodeterminación, es decir,  de desarrollo y autonomía.

La motivación extrínseca se debe a  intereses externos o adquiridos que activan la conducta, los cuales no se corresponden con la tarea en sí misma. Por este  motivo es preciso poner en juego la voluntad, dado que la actividad no proporcionará el interés genuino o placer que correspondería a una motivación interna. En este caso es preciso un esfuerzo mayor, la voluntad, y el resultado de la actividad no será tan productivo a la larga.

Teoría del flujo. Experiencia óptima

Csikzentmihalyi (1990), en su teoría del flujo (flow) explica la satisfacción producida por las actividades motivadas intrínsecamente, durante las cuales el tiempo transcurre sin que sea percibido por la persona motivada. La motivación, en este caso, está inducida por  intereses, capacidades y desarrollo del sujeto, adecuados a la meta y tarea concreta, que se realiza con habilidad y concentración. La experiencia es satisfactoria por sí misma con independencia del resultado, ya que la persona  dirige su propia actividad a partir del dominio de la tarea en cuestión.

Durante el flujo, se da un esfuerzo físico y mental considerable que permite la expansión de las capacidades. Se debe a la concentración de la acción en objetivos realistas dejando de lado otras  tareas.

Las experiencias de flujo favorecen nuestra capacidad de concentración, tanto internamente como en la relación con otras personas. La integración de capacidades facilita las conexiones y la seguridad.

La excesiva dependencia de los estímulos externos implica mayor dificultad para usar la mente y controlar los pensamientos; cuando la dependencia es menor, aumentan la flexibilidad y la autonomía de modo que la atención permite estructurar la experiencia con facilidad y lograr que sea óptima. Así la actividad es gratificante intrínsecamente.

Las personas que logran un flujo más regular prestan mucha atención a los detalles minuciosos de su entorno, descubrir oportunidades ocultas para la acción, establecer metas, monitorear el progreso usando retroalimentación y seguir planteando retos más grandes para ellos mismos Csikzentmihalyi (1990).

Podemos encontrar relación entre la “experiencia óptima” de Csikzentmihalyi, aunque en un sentido más elevado, con la “experiencia cumbre” de Maslow, en referencia a los individuos autorrealizados. La experiencia-cumbre es sentida como un momento que contiene valor intrínseco. Es decir, se trata de un fin en sí mismo, lo que podríamos llamar una experiencia-fin, más bien que una experiencia-medio. (……) En el furor creativo, el poeta o el artista se olvidan de sus alrededores y del paso del tiempo. Le es imposible, al volver en sí, determinar cuánto tiempo ha pasado (Maslow, 1991).

Jerarquía de Necesidades

Jerarquía de necesidades. Imagen elaboración propia

Jerarquía de necesidades. Imagen elaboración propia

Maslow (1991), en su teoría de la motivación, parte de la proposición de que el hombre es un todo integrado y organizado, sus necesidades  afectan a todo el hombre, no solo a una parte del mismo. Por ello, ya sean las necesidades  fisiológicas, afectivas o intelectuales, la motivación afectará en cada momento al hombre en su totalidad.

La acción integrada es favorecida cuando la situación tiene expectativas de éxito, es agradable o creativa; sin embargo, en situaciones de dificultad de superación, debilidad o amenaza,  la integración es más difícil o imposible. Los deseos que consideramos alcanzables nos motivan en mayor manera que los que están fuera de nuestras posibilidades.

Maslow considera al ser humano un animal necesitado cuya satisfacción completa es imposible. Además de que las necesidades básicas deben satisfacerse cotidianamente, los deseos cumplidos dan paso a otros en una cadena continua que se mantiene toda la vida. Tampoco la jerarquía de necesidades  sigue un orden estricto en todas las personas y en todos los momentos. La conducta humana procede de una motivación múltiple, integrada por varias necesidades al mismo tiempo.

Las necesidades que han sido satisfechas no permanecen estáticas  de manera definitiva; en la vida de cada persona pueden sobrevenir cambios  de todo orden  que agudizan necesidades anteriormente cubiertas. Así surgirán  otras nuevas relativas a  privaciones, enfermedad, problemas familiares, sociales, emigración, etc.

Las necesidades fisiológicas insatisfechas, en situaciones límite, acaparan toda  motivación posible en la persona y limitan sus expectativas a la consecución o gratificación de la necesidad.  Una vez satisfechas surgen otras que, a medida de su obtención, favorecen el ascenso por la escala de la pirámide.

Son precisamente aquellos individuos que han satisfecho siempre una determinada necesidad, los que están mejor preparados para tolerar la privación en el futuro de esa necesidad y además, los que han sido privados en el pasado tendrán una reacción ante las satisfacciones actuales diferente a la  de aquel que nunca ha sufrido una privación. (Maslow, 1991)

Las necesidades de seguridad  son fundamentales en la conducta dado que todo el organismo puede estar dominado por ellas, tal como ocurre con las necesidades fisiológicas. Los sentidos, la inteligencia y demás capacidades son instrumentos de seguridad en casos necesarios. La seguridad es la necesidad básica más importante para el niño, más necesaria que la independencia y la autorrealización.

Se puede esperar, de la mayoría de los seres humanos, que la amenaza de caos o de nihilismo produzca una regresión de cualquiera de las necesidades superiores hacia las necesidades de seguridad predominantes. (Maslow, 1991).

Las necesidades de seguridad, pertenencia, relaciones amorosas y respeto son recíprocas, incluyen dar y recibir. Se satisfacen externamente, se precisa la colaboración de otras personas, lo cual implica dependencia del exterior (Maslow, 2007).

El amor contribuye al desarrollo favoreciendo las potencialidades. La ausencia de amor produce desconfianza en uno mismo, ansiedad, sentimientos de inferioridad e inhibe el desarrollo.

La carencia de afecto, amor o cariño  puede provocar patologías como la  inadaptación, expresada a veces en el comportamiento sexual, dado el componente afectivo de la sexualidad.

En cuanto al  sentido de pertenencia, las necesidades producen efectos destructivos como el hecho de  quedarse sin raíces, menospreciar las propias raíces, los propios orígenes o el propio grupo así como ser separado de la familia, hogar, amigos y vecinos (Maslow, 1991). 

Las necesidades de estima. La generalidad de las personas en nuestra sociedad necesitamos ser valorados como competentes, firmes  y dignos de respeto. Así conseguimos  la autoestima, viéndonos en el espejo que supone  la opinión de los demás. Para satisfacer estas necesidades deseamos ser  competentes, lograr nuestros objetivos  y mostrar confianza ante el mundo, siendo independientes y libres. Buscamos obtener la atención y el reconocimiento familiar y social así como una reputación o prestigio, pretendiendo incluso poder, fama o gloria.

La satisfacción de la necesidad de autoestima conduce a sentimientos de autoconfianza, valía, fuerza, capacidad y suficiencia, de ser útil y necesario en el mundo. Pero la frustración de estas necesidades produce sentimientos de inferioridad, de debilidad y desamparo. (Maslow, 1991).

Maslow nos alerta del exceso de importancia que damos a la opinión de los demás, lo que puede inducirnos  a rebajar o elevar nuestra autoestima  de forma errónea. Hemos de esforzarnos en buscar la autoestima en el conocimiento de nuestra naturaleza interior y aplicar  la voluntad, determinación y responsabilidad propias para ser competentes y obtener logros reales.

La Autorrealización

Maslow define la necesidad de autorrealización como el deseo de la persona por la autosatisfacción, la tendencia de hacer realidad lo que ella es en potencia. Esta tendencia se podría expresar como el deseo de llegar a ser, cada vez más, lo que uno es, de acuerdo con su idiosincrasia, llegar a ser todo lo que uno es capaz de llegar a ser. (Maslow, 1991).

La necesidad de autorrealización supone haber satisfecho las necesidades de la escala de la pirámide. Surgen entonces nuevos deseos y aspiraciones de mejora,  de carácter variable entre las diferentes personas, determinadas por su naturaleza interior.

Cada individuo, en el progresivo desarrollo y satisfacción de las necesidades previas, mantiene su motivación y determinación  para seguir creciendo y mejorando en las propias capacidades, haciéndose cada vez más autónomo e independiente del exterior.  Sus incentivos serán, por ejemplo: ser una buena persona, un atleta,  ebanista  o médico, pianista o pedagogo, desarrollar su creatividad, etc.

La autorrealización es propia de personas que no se dejan llevar por los convencionalismos. La autoestima y confianza en sí mismos les hace ser personas auténticas, reflexivas y relativamente libres de los prejuicios de la mayoría. Tratan de mejorar su interior y vivir sus propias vidas en intimidad, de una forma sencilla y natural. Mediante el conocimiento adquirido comprenden la realidad con mayor claridad que la mayoría. De esta forma distinguen y optan por lo fundamental y se motivan buscando su propia superación.

Los deseos y propósitos de quien se auto-realiza son los determinantes primordiales, mientras que no lo son las presiones del medio ambiente. A esto lo he llamado libertad psicológica. (Maslow, 2007)

Maslow cita los rasgos más destacables de las personas autorrealizadas como son:

Percepción clara de la realidad en mayor medida que otras personas  en temas  científicos, políticos y artísticos, en lo intelectual y, en general, en las relaciones humanas. Esta característica trae como consecuencia una mayor capacidad de razonamiento, de reconocer  la realidad, de obtener conclusiones y ser más eficaces en lo cognitivo. Su objetividad proviene de la percepción desinteresada, no basada en sus propias necesidades o miedos o en las creencias del  grupo cultural  propio.

Aceptación. Los individuos autorrealizados se aceptan así mismos y a los demás como componentes de la naturaleza humana, aceptando dicha naturaleza tal como es y no como se desearía que fuera. Carecen de inhibiciones en actividades propiamente humanas como la diversión o el sexo. La aceptación de sí mismos no solo alcanza los niveles inferiores sino también los más altos como el amor, el honor o el respeto. Lo anterior no significa una falta absoluta de culpa o vergüenza sino aceptación de la realidad. Por otra parte rechazan  artificialidades como la hipocresía, el engaño, la fachada o el tratar de impresionar.

Espontaneidad. La naturalidad  y sencillez de la persona autorrealizada se refleja en  su personalidad espontanea. Así su conducta resulta ser internamente no convencional por el hecho de ser más conscientes de sus propios pensamientos, impulsos y reacciones. Tampoco son convencionales sus códigos éticos y morales, sino autónomos y propios, por lo que no permiten que los convencionalismos les impidan actuar ante lo que consideran fundamental.

Debido a esta alienación de las convenciones corrientes y de las hipocresías normalmente aceptadas, las mentiras y las inconsistencias de la vida social, a veces se sienten como espías o extraños en una tierra extranjera y, en ocasiones, se comportan como tales. (Maslow, 1991).

Tampoco su motivación es convencional, cualitativa y cuantitativamente. Es una motivación por crecimiento y no por deficiencia. Su esfuerzo y ambición procede  del ansia de desarrollo, crecimiento y expresión del carácter, de maduración plena en su propio estilo, es decir, de autorrealización.

Una comprensión del más alto grado posible de desarrollo en las relaciones humanas no puede basarse en la teoría deficitaria de la motivación (Maslow, 2007).

Centrarse en los problemas en lugar de centrarse en sí mismos. Las personas autorrealizadas parten de valores más universales que locales, lo que les permite advertir  horizontes más grandes y extensos. Así  pasan por alto los detalles insignificantes para que la cercanía a los árboles no les impida ver el bosque. (Maslow, 1991).

Soledad. Disfrutan de la soledad y la intimidad y  suelen encontrarse distantes y reservados con actitud tranquila, por ello su nivel de concentración puede ser muy elevado. Su austeridad y alejamiento les permite elaborar sus propias opiniones al margen de la mayoría, siendo así más objetivos.  En las relaciones sociales no se manifiestan o acercan en demasía, sin embargo, en las relaciones cercanas de amistad son más exclusivos, dependientes y necesitados de apoyo.

Autonomía.  Las personas autorrealizadas dependen de sí mismas, de su propia potencialidad y recursos para su desarrollo y crecimiento. Las necesidades ya  satisfechas por parte del entorno fortalecen su autonomía, les hacen independientes de otras personas o de satisfacciones extrínsecas. Pueden definirse como autosuficientes ya que las satisfacciones y la buena vida que puedan disfrutar proceden de su interior.

La autonomía también significa decisión propia, autogobierno, ser un agente activo, responsable, disciplinado y resuelto, en vez de ser un juguete, o estar «determinado» irremediablemente por los demás, ser fuerte y no débil. (Maslow, 1991).

Apreciación clara. Las personas autorrealizadas valoran y se asombran  de las cosas más elementales de la naturaleza y las encuentran bellas. Así  disfrutan contemplando  flores, puestas de sol, un niño recién nacido o una buena música; encuentran ilusión, inspiración y fortaleza en las vivencias cotidianas.

Definiendo de nuevo la autorrealización, Maslow (1991) la describe como un desarrollo de la personalidad que libera a la persona de los problemas deficitarios de la juventud (…..) para enfrentarse a los problemas existenciales, intrínsecamente humanos, los problemas reales de la vida para los que no existe solución perfecta.

 Publicado el 21 de Febrero de 2019 por Josefina Alborés Núñez 

Bibliografía

Corominas, Joan. 1987. Breve Diccionario Etimológico De La Lengua Castellana. Edit. Gredos S.A. Madrid.

Piaget, J. 1992. Seis Estudios de Pedagogía. Edit. Labor Barcelona

Flavell, John H. 2000. El Desarrollo Cognitivo. Edit. Visor Dis. Aprendizaje. Madrid

Rojas. E. 2003. La Conquista de la Voluntad. Ediciones Temas de hoy. Madrid

Maslow, A. 1991. Motivación y Personalidad. Ediciones. Díaz de Santos. Madrid

Maslow, A. 2007: El Hombre Autorrealizado. Editorial Kairós. Barcelona

Colom, J. y Núñez, L.  2005. Teoría de la Educación. Edit. Síntesis. Madrid

Csikszentmihalyi, Mihaly and others. 1990.  Flow: The Psychology of Optimal Experience. 

Webgrafía

Etimologías de Chile. http://etimologias.dechile.net/?motivacio.n

Definición de: https://definicion.de/motivacion/

https://es.wikipedia.org/wiki/Homeostasis#Homeostasis_psicol%C3%B3gica

Chóliz, M. 2004: Psicología de la Motivación: el proceso motivacional. http://www.uv.es/~choliz

Anterior
Anterior

Maslow. Motivación y Educación Activa

Siguiente
Siguiente

Análisis y Audición Musical en Grado Elemental III