En nuestro lenguaje hay una nueva moda que combina el castellano con el inglés, de modo que, las palabras y frases habituales se consideran de poca elegancia mientras que, las palabras y expresiones inglesas resultan más innovadoras, interesantes y de mayor cultura.
Así el idioma se ha convertido en un enrevesado y estrambótico lenguaje plagado de barbarismos. Toda frase lleva aparejada alguna palabra o expresión inglesa que denota la «cultura» del que habla y, cuanto menos comprensible sea el mensaje, más «refinado» demuestra ser el hablante.